viernes, 22 de junio de 2007

Destino????

Bue para inagurar, esto lo escribí cuando era mas chico. XD



Destino

1

Afilo compulsivamente casi obsesivo, el cuchillo, tomo el trozo de carne y lo despedazo, es un ritual del cual disfruto, siento como la carne se desliza y se despelleja; lo pongo sobre un diario y lo envuelvo.

-Son cuatro con noventa - digo.

-Aquí tiene- señala, mientras cuenta el dinero

Le entrego el ticket.

Toma el paquete lo introduce dentro de la bolsa

- Bueno, hasta luego- dice.

-Chau y muchas gracias- digo.

Él se marcha, su paso es vigoroso, abre la puerta la cuál responde con un chirrido molesto; “algún día debo aceitarla” me digo, y me olvido de la puerta.

Es mi vecino una persona un tanto peculiar, hace por lo menos siete años que ambos repetimos el encuentro y no cruzamos más que esas palabras. Él no tiene nada en común con esas señoras, de las cuales conozco vida y obra, a veces es mejor tener un cliente casi mudo.

Siento cómo introduce la llave en la puerta, escucho el rozar de metal con metal, el ruido de la puerta al abrirse y cerrarse, siento los pasos, como sube la escalera, escucho que enciende la radio y una especie de jazz movido llena el ambiente.

2

Afila peculiarmente el cuchillo, hay placer en su rostro, corta la carne, la envuelve.

- Es cuatro con noventa- me dice.

- Aquí tiene- respondo, y le entrego el dinero.

Deja el cuchillo sobre el mostrador, y se agacha para buscar el comprobante.

Veo el cuchillo ahí, es frío y muy eficiente en su labor, manchas rosadas lo cubren, me atrae, debo tomarlo.

Sirve.

Ahora es mío, no debe verlo, lo disimulo con el paquete dentro de la bolsa, lo robo. Éxtasis.

Él balbucea algo que no puedo comprender. Me voy, camino rápido, debo cruzar el último obstáculo, esa maldita puerta, supero el escollo; es mío, sólo mío ahora. Siento una gran satisfacción, lo hice, logré la hazaña.

Adrenalina.

La puerta de mi departamento está cerrada con llave, la busco, pasan años, la encuentro.

Abro, paso, cierro, subo las escaleras de frío concreto, veo la radio, la enciendo. Suena un piano. Dejo la bolsa sobre la mesa, el hierro filoso golpea la madera, lo quiero, deseo sentirlo en mi cuerpo.

Ruidos como de golpes entran a mis oídos. Confusión.

Tomo el cuchillo me dirijo al baño, pequeño cuarto helado, lo dejo sobre el inodoro, me desvisto, el frío congela mi sangre, veo mi respiración transformarse en vapor.

Cojo nuevamente el cuchillo, me veo en el espejo.

Macabra figura, hombre desnudo, hoja metálica con manchas de sangre animal, y el frío que se hace visible.

Apoyo el cuchillo en mi vientre, éxtasis, climax, deseo, me detengo unos instantes.

Concluye, ya no hay fulgor.

Al no sentirlo deslizo el frío hierro, de izquierda a derecha en mi vientre, los fluidos se desprenden de mi cuerpo, pierdo la excitación y la temperatura, me voy quedando tieso, mis piernas se doblan, ya no puedo sostenerme.

Un silbido molesto, veo gris.

Silencio.

Negro.

Silencio y todo negro.

3

Limpio la mesada donde corté la carne, algo no funciona, dejo la rejilla en un recipiente con cloro y agua; ¿qué falta?. Reviso, no lo encuentro, el hijo de puta me lo robó.

Me quito el delantal, la música que proviene de afuera es mas densa, comienzo a odiarla, me dirijo hacia la ruidosa puerta, pego un mensaje “Ya vuelvo”, me lo robó, el hijo de puta me lo robó.

Camino 10 mts., hasta que llego a la entrada. La música, ruido agobiante, intento abrir la puerta. Cerrada, golpeo, comienzo a patearla, quiero destruirla, golpeo con todas mis fuerzas. Logro abrirla, las escaleras exhalan un frío doloroso, entro, subo. “Ruido de mierda”, veo el paquete de la carne, “¿donde carajo está?”, siento mas frío a mi derecha, viene del baño. Abro la puerta. Veo el acero, tirado en el piso, teñido, bajo una masa gelatinosa de entrañas, cumplió su cometido, cortó carne.

Nuevamente es mío.